721
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| Fuente : Expansión |
Tenía tiempo de sobra, había tomado una ducha y sorbía el primer café. El taxi tardaría en llegar y me entretenía deslizando las páginas del noticiero en la pantalla de la tablet. Un vistazo a la hora y pulsé el botón de apagado.
Posé mi mano sobre el asa de la trolley y salí al encuentro del ascensor cerrando tras de mi la puerta con dos vueltas de llave.
Unos minutos eternos y apareció tras una esquina. El chófer tomó la maleta y la depositó en el portaequipajes.
Yo le esperaba dentro. Estaba amaneciendo un nuevo día que prometía luminoso.
Él preguntó:
- ¿Aeropuerto?
Asentí.
La ciudad despertaba y eramos pocos los que avanzábamos por la vía que rodeaba la cuidad que iba quedando atrás.
Empujé la puerta esperando encontrar una fila de personas facturando los equipajes. Suerte. Llegaba pronto y no había nadie en la ventanilla. Presenté el billete para mi embarque. Vuelo 721.
La auxiliar de tierra tecleaba en su terminal, levantó la vista y me miró. Volvió a dirigir sus ojos a la pantalla mientras continuaba pulsando las teclas.
Alzó la vista de nuevo y tras una pausa de segundos se dirigió a mí:
- ¿ Cuando ha comprado este billete?
- Ayer.
- ¿ Como lo consiguió?
- Por la página web de la compañía. ¿Sucede algo?
- ¿ Se ha fijado en la fecha?
- Seleccioné yo misma el día. El único vuelo que tenía plazas era este.
- Está bien. Ha debido de haber un error. Le podemos reembolsar el importe o bien cambiar el billete para el próximo vuelo disponible.
- No entiendo. ¿Se la cancelado?
Miré tras de mí. Imaginaba una hilera de viajeros nerviosos deseando que abandonara el mostrador. No había nadie.
La auxiliar me observó confundida.
- Señorita. No figura ningún plan de vuelo 721. Y la fecha para embarcar es de hace treinta años.
Consideré cambiar mi billete para el próximo despegue. Trastocaba el planning pero no podía hacer nada. Me resigné a esperar tres largas horas para salir rumbo a mi destino.
Me dirigía hacía uno de los corners de restauración con intención de volver a
tomar otro café, tal vez acompañado esta vez de algo sólido, mientras escuché por megafonía la llamada para embarcar en el próximo vuelo.
" Pasajeros con destino a Londres, vuelo 721 procedan a su embarque por puerta D-1"
Pensé que había entendido mal, sin embargo, tras la repetición de la llamada me cercioré de que era el mío. Corrí hacía la zona de embarque dispuesta a localizar la puerta que correspondía.
La terminal acababa en la puerta D. Así, sin más. Permanecía cerrada y con la luz apagada. Regresé por los laterales de las cintas que acercaban a los pasajeros a sus respectivas puertas mientras me observaban en silencio.
La señorita que me había atendido ya no estaba y el mostrador estaba inoperativo.
Escuché el sonido de una pasarela retirándose. Unas turbinas aceleraron. Mi vuelo escapaba ante mi vista y ya era tarde para subir a bordo.
Tras los cristales de la zona de restaurantes observé como se dirigía hacia la pista, tomaba velocidad y se elevaba.
Hemeroteca :
Hace treinta años, el vuelo 721 con destino a Londres protagoniza un titular:
"Un estrépito envuelto en una gran bola de fuego y el crujir de los cristales de la terminal D1 despierta la ciudad."

