VISITA A MEDIA NOCHE
Tendría cuatro, cinco años tal vez.
Había perdido pronto a su abuelo y no lo llegó a conocer.
Su madre la estaba arropando, un beso de buenas noches, apagó la luz y entornó la puerta.
Una luz le despertó, no sabía si estaba en su dormitorio. El destello no provenía de la lámpara del techo.
Un hombre envuelto en un suave halo la observaba sonriente.
No tuvo miedo, le tendió las manos y jugaron a dar volteretas.
Se despidió de ella y la arropó.
Despertó recordando con quien había estado y supo que no volvería a visitarla.
Pasados años, tal vez siete, una foto en la casa de su abuela. Lo vió.
"Sabía que no fue un sueño" , sonrió.
