AGUA
Despertó. No había parado de llover en mucho tiempo. Ya no sabría decir cuando fue la última vez que vio el sol. Era habitual que tuvieran que ayudar a desaguar los bajos. Es ascensor ya no funcionaba, el alcantarillado no daba abasto y el transporte por la ciudad se había vuelto una actividad arriesgada.
La televisión sufría constantes cortes y las noticias se habían vuelto monotemáticas. Lluvias, por todo el mundo. Lluvias torrenciales que parecían no querer parar.
-Eva. Eva. ¡Despierta!. - oyó a su madre.Despertó aliviada. Todo había sido una pesadilla. Se levantó, abrazó a su madre y entró al baño. Abrió el grifo de la ducha.
-¡Mamá, la ducha no funciona!
La madre entró en el baño y le miró fijamente con expresión de asombro, también un tanto preocupada.
-¿Qué dices hija?
- La ducha, no sale agua...
-¿Agua?
Recordó. No sabría decir si fue por el tan anunciado cambio climático, si fue porque la tierra se había cansado de que la sobreexplotaramos, si fue porque simplemente tenía que ser.
El agua, se había vuelto un producto más de consumo. Más valiosa que el oro, más que los combustibles. Y era así, porque ya no quedaba... ¿o tal vez sí?