CONDENA


aNA RUIZ DE EGUILAZ





El delito que había cometido le confinaría sin remedio, ahora solo cabía esperar cual sería su sentencia. Era un alma errante, tal vez se perdió en algún momento del camino. Pero existian unas leyes universales y ahora se encontraba de pie, en medio de la sala, dispuesto a escuchar al gran jurado.


Tras su decisión, fue llevado a una cápsula donde estaría a la espera de la ejecución. Iba a ser confinado en uno de los distintos domos habilitados para ello. Se le entregaría muy poco y se le dotaría de un limitado y denso margen de maniobra.

Mientras permaneciera en este estado, sería sometido a un proceso de borrado mental. No debía quedar recuerdo de lo que era, de lo que había hecho, para así, poderse rehabilitar. 

Fue conducido violentamente en su confinamiento, comenzaría de cero, se le entregaría parte de su esencia pero ningún recuerdo.

Los primeros años de su condena tuvo muchos sueños, las noches parecían la puerta a otra vida en la que tenía experiencias y sensaciones que le resultaban familiares.

A partir del tercer año tuvo que asistir asiduamente a clases, para formarse y ser útil mientras durara el destierro. Fue entonces cuando comenzaron a cambiar sus sueños tornándose mundanos.

Setenta años pasó en aquella prisión, una esfera cubierta por una gran cúpula de la que siempre fue imposible escapar... y aún en caso de haberlo hecho, la impronta de su alma le habría descubierto. No convenía una fuga, pues el castigo tras atraparle por ello habría sido en un infierno. Setenta años atrapado en una pesada celda que le acompañaba a donde quiera que fuera, una celda de la que sí escapaba, no quería imaginar a donde le conduciría. 

Un día, estando dormido, sintió un golpe en el pecho, despertó y supo que algo no funcionaba bien. 

Entonces comenzó a recordar, quien era en verdad, por qué se encontraba en aquel lugar. A modo de película, comenzó a visualizar todo el recorrido, incluso imágenes de su vida antes de llegar a donde estaba.

Se alegró entonces pues sabía que aquel dolor en su pecho no era otra cosa que el fin de la condena y su  vuelta a la libertad.




Entradas populares

ARENA