DESCANSO
Hacía un año que Antonio se había jubilado. Se trasladó al poco tiempo con la intención de quedarse.
La gente del pueblo le pareció amable, pese a que le hubieran intentado asustar con historias sobre la casa que había adquirido.
El anterior propietario acabó en el psiquiátrico, el pobre hombre perdió la cabeza tras una serie de desgracias que se cernieron sobre su familia.
Perdió a su hijo menor en extrañas circunstancias, solo encontraron su vehículo una noche en medio del bosque. Meses después, su hija y su yerno. Por último, su mujer. Las pesquisas de la policía no sirvieron. Nunca los encontraron, ni vivos, ni muertos. Tras la desaparición de su esposa se convirtió en sospechoso, pero sin pistas, sin causa, sin oportunidad, no se pudo demostrar nada. Cuando todo acabó se abandonó hasta tal punto que tuvieron que ingresarlo. Tallaba y tallaba trozos de madera diciendo que en alguno estaba su familia.
Antonio estaba reformando la casa cuando vio que algo estaba levantando el suelo del sótano. Un viejo y frondoso sauce del jardín era el intruso.
Había quedado con una cuadrilla para talarlo aquella misma mañana.
Cuando los operarios pusieron sus sierras en marcha y hundieron sus hojas en la madera del tronco oyeron una voz que les gritaba :
- ¡Parad, parad de cortar!
Los motores callaron, un silencio abrumador.
El sauce sangraba.