UN ERROR FATAL

Sólo se escuchaban sus pasos sobre las frías baldosas, aquella figura le perseguía desde que salió del gimnasio. Estaba anocheciendo y las farolas ya se habían encendido.

No se atrevía a volver la vista atrás por miedo a encontrarse con su rostro, imaginaba sus ojos pequeños, inquisitivos, con mala intención.

Dos calles más y estaría en el coche, abriría y sin llegar a ponerse el cinturón arrancaría y se alejaría de su perseguidor. 

Alcanzó el vehículo pero el mando no abrió la puerta, probó de nuevo; nada. Introdujo la llave en la cerradura. Podía oír el latir acelerado de su corazón. 

Coches patrulla escoltaban el lugar y cortaban el paso a curiosos. 

Cuando llegó el inspector un agente le esperaba para informarle.

-Tenía la llave en la cerradura de este vehículo, pero no se corresponde. El propietario lo descubrió cuando iba a su trabajo.
- ¿Algún indicio de violencia?
- Un posible infarto, tiene todas sus pertenencias.





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