LA VENTA
Antes de quedar con los clientes, fue a ver la casa. Llevaba años en venta y hasta la fecha nadie se había interesado por ella. Ahora tenía unos posibles compradores y quería verificar su estado antes de enseñarsela.
El aspecto exterior hacía intuir los años de inhabitada. Tomó el manojo de llaves y buscó la que correspondía.
Entró y milagrosamente todavía tenía luz así que pulsó el interruptor y fue encendiendo estancia por estancia.
No estaba mal, alguna telaraña, algún desconchón, la tarima si que estaba a falta de un acuchillado, por lo demás, aceptable.
Subió la escalera que conducía a un pequeño desván. Empujó la portezuela que no quiso ceder. Buscó algún pestillo y comprobó que no hubiera ningún cierre. Volvió a empujar con el mismo resultado. Pensó que tal vez la madera se había hinchado por la humedad y comenzó a bajar. Un crujido tras él le hizo volverse. La puerta estaba abierta.
A la hora establecida una pareja joven miraba entusiasmada la fachada del viejo edificio. Habían quedado con el agente para ver la casa.
En la mañana siguiente sonó el teléfono de la inmobiliaria.
- Hola, ayer por la tarde mi esposa y yo quedamos para ver una casa, pero su agente ni me llamó ni apareció.