EL INVERNADERO

La cocina, el salón, el pasillo. Toda la casa estaba repleta de cajas.

Se acababan de mudar. Eran el matrimonio y sus dos hijos.

Cuando adquirieron su nuevo hogar planearon alguna reforma en el jardín.

La casa estaba ubicada en el centro de la finca. En la parte delantera una pequeña fuente rodeada de plantas floridas de diversos colores. Un camino de piedra llegaba hasta la puerta principal.

En la parte trasera dispuesto un invernadero con plantas exóticas. El antiguo propietario había sido aficionado a la jardinería y mandó traer plantas de otros continentes.

Decidieron donar todas a un jardín botánico. Ellos no se veían capaces de cuidarlas. Algunas requerían de cuidados especiales que ellos desconocían.

Levantarían la estructura y en su lugar instalarían la piscina.

Era el día. Llegaron con pequeñas palas mecánicas. Las plantas ya habían sido trasladadas.

Les dijeron que tardarían dos semanas en acabar el proyecto.

Fue en el tercer día de las obras, cuando estando en la cocina escucharon un grito. El sonido de las máquinas cesó. Bajo el invernadero, una imagen bizarra.

Huesos humanos se esparcían por el suelo.

Sin duda. Alguien había utilizado un siniestro abono para unas exóticas plantas.

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